Los miedos infantiles
Los niños/as, a lo largo de su desarrollo, experimentan numerosos miedos. La mayoría de ellos son pasajeros, aunque algunos tienden a persistir durante períodos prolongados en el tiempo. Otros aparecen y desaparecen a lo largo de las etapas evolutivas del niño.

¿QUÉ ES EL MIEDO?
El miedo es una reacción normal y adaptativa ante estímulos (situaciones, objetos y pensamientos) que implican peligro o amenaza, real o imaginaria. Sentir miedo es algo natural y necesario para la propia supervivencia.
La función de estos miedos es adaptativa, es decir, les ayuda a enfrentarse de forma adecuada a situaciones difíciles y amenazantes.
A partir de los dos años de vida los temores van aumentando, a esta edad el niño puede explorar su entorno y encontrarse con situaciones peligrosas que pueden generarle temor.

El miedo se manifiesta a 3 niveles:
1. Conductas (escapar, gritar,...)
2. Sentimientos y pensamientos (ira, agresividad, pensamientos irreales,...)
3. Cambios fisiológicos (aceleración del ritmo cardíaco, sudoración excesiva,temblores,..)
Los miedos o temores que aparecen con más frecuencia son:
- Miedo a la separación
- Miedo a la oscuridad
- Miedo a quedarse solo
- Miedo al contacto social
- Miedo a relacionarse con extraños
- Miedo a personajes imaginarios
- Miedo a los animales
- Miedos escolares
¿CUÁL DEBE SER LA ACTITUD DEL ADULTO ANTE EL MIEDO DEL NIÑO?
- Tener conciencia de que es muy importante el papel del adulto en la resolución de estos conflictos
- Restar importancia las reacciones de miedo, así se irán debilitando poco a poco. Si prestamos una atención excesiva aumentará la probabilidad de que el niño tenga más miedo.
- No debemos enseñar al niño formas de evitar las situaciones conflictivas, esto también contribuye a agravar el problema.
¿CÓMO AYUDAR A SUPERAR EL MIEDO?
El objetivo es enseñar al niño a no tener miedo a no estar asustado.
Hay 3 aspectos que siempre deben tenerse en cuenta:
1. Evitaremos la palabra miedo de las conversaciones familiares delante del niño.
2. Intentar que el niño realice alguna actividad que sea incompatible con la sensación de miedo.
3. Si el niño tiene que enfrentarse a la situación que le da miedo se intentará que lo haga gradualmente. Y cada paso se reforzará motivándole a seguir intentándolo.
Hay que evitar la sobreprotección ya que ésta aumenta el miedo de los niños. La ansiedad, inseguridad y culpa de los
padres ante situaciones concretas repercute negativamente en los niños.
No debemos:
- Manifestar los miedos delante de los niños.
- Amenazarles con brujas ni personajes maléficos.
- No debemos burlarnos de ellos, ya que eso aumentaría el miedo por el sentimiento de frustración.

Tomado de: Colegio Almazán. Departamento de Orientación Psicopedagógica: Escuela para padres.