El juego desde una mirada kleiniana

Melanie Klein nos permitirá ver cómo el niño, a través del juego, representa simbólicamente sus ansiedades, defensas y sentimientos, presentes en sus fantasías inconscientes, y cómo el alcanzar el simbolismo es un logro en su desarrollo, y el fundamento para la sublimación en el adulto.
Ella observó y analizó niños muy pequeños, lo cual la llevó a la comprensión de sus estados mentales, y así pudo evidenciar cómo la vida del niño y la del adulto es la consecuencia de sus más tempranas emociones y fantasías inconscientes. Nos muestra cómo las introyecciones que tuvieron lugar en la temprana infancia, y las fantasías inconscientes, son la base para que luego se puedan configurar los símbolos.
A través de la técnica del juego, el niño muestra sus representaciones simbólicas e, igualmente, se puede tener acceso a sus angustias, sentimientos de amor y odio, sentimientos de culpa, y también a las defensas que usa contra ellos. Klein había mostrado (1927) cómo el niño trae fantasías simbólicas, en su conducta de juego. Propone el uso de juguetes pequeños, agua, revistas, papel, lápices, tijeras, plastilina y fósforos. Y el uso de esos elementos permite el acceso a su fantasía y su liberación. Ahora, el hecho de no usarlos, también hablaría de su inhibición. En el pequeño, la representación simbólica está menos cargada de angustia que la expresión verbal. Y, precisamente, la técnica del juego es la que permite alcanzar estratos más profundos y llegar al complejo de Edipo y, de allí, seguir sin límites. El juego le permite al niño tener asociaciones en abundancia, y al observador, penetrar profundamente en la exploración de la mente del infante.
Más tarde (1955), desarrolló una técnica de juego para el análisis con niños, a partir de sus comprensiones sobre el desarrollo temprano y los procesos inconscientes. Inicialmente, ella hacía un uso muy limitado de las interpretaciones, lo cual tenía que ver con que el Psicoanálisis era considerado adecuado, únicamente, para niños que se encontraban dentro del periodo de latencia. Su primer paciente, ’Fritz‘, tenía cinco años de edad, y la técnica que utilizó con él, en un principio, estuvo dirigida a influir en la actitud de la madre, pero pronto se evidenció que las problemáticas del niño no se habían resuelto en su totalidad, entonces decidió trabajar directamente con él en su hogar, haciéndole algunas interpretaciones con respecto a las ansiedades que se manifestaban a través del juego, con lo cual el niño tuvo una mejoría considerable.

Klein continuó realizando análisis con otros niños pequeños, y fue encontrando, que una de las precondiciones para ello era la comprensión e interpretación de las fantasías, sentimientos, ansiedades y experiencias expresadas en el juego. Además, prontamente notó que el trabajo no debía realizarse en su casa, ya que el tratamiento psicoanalítico debía darse en una atmósfera diferente a la de su vida cotidiana y la de su familia, para que, así, el chico pudiera superar las resistencias y expresar libremente sus pensamientos, sentimientos y deseos.
Explica por qué los juguetes deben ser simples, pequeños y no mecánicos, pero, además, menciona que, en el cuarto de juego, debe haber un lavamanos, acompañado de tazas, vasos, cucharas y otros elementos para la libre expresión del niño, como hojas, lápices, colores, tijeras. También, el analista debe estar dispuesto y atento, cuando se presenten juegos de roles, el de la tienda, del doctor, de la escuela o de la madre y el hijo, ya que en esas personificaciones, muchas veces, el infante representa el comportamiento de los adultos y su relación con estos, y asume el lado sádico de quien detenta la autoridad. A través del juego, el niño puede expresar sus estados emocionales: sentimientos de frustración o de rechazo, celos, placer por tener un aliado contra los padres, sentimientos ambivalentes hacia un bebé recién nacido, o que está por nacer; ansiedad, sentimientos de culpa, necesidad de reparación, y suele repetir las experiencias cotidianas en su familia o ambiente escolar.
Mediante el análisis del juego, según Klein (1932), el analista tiene acceso a las fijaciones y experiencias más profundamente reprimidas del niño, y se encuentra en condiciones de ejercer un cambio en su desarrollo, ya que, permite promover la situación de transferencia y de resistencia, la supresión de la amnesia infantil y los efectos de la represión, así como el descubrimiento de la escena primaria. Por lo tanto, la diferencia entre el análisis de adultos y el de niños seria de técnica y no de principios; no sólo se ajustarían a las mismas normas del método analítico, sino que se llegaría a los mismos resultados. La única diferencia reside en que sus procedimientos se adaptan a la mente del menor.

Tomado de: EL JUEGO CON LA CAJA DE ARENA DESDE UNA MIRADA KLEINIANA de Liliana Alzate Vélez.